Era un muy muy largo camino a solas,
ya lo supiste desde los dieciséis
y ya desde entonces no lo aguantaste
y sin embargo estás en esto
la friolera de más de cuarenta años.
Un muy muy largo camino
con la vista perdida en el inalcanzable
horizonte de la justicia,
ese querer el mundo para el bien de todas sus criaturas,
y no sólo tu especie,
ese querer el bien para el bien
el mal desterrado,
el mal se masacre él solo,
se maten entre ellos sus integrantes,
esos de la intriga,
esos del todo escondido,
todo doblado,
todo bajo la áspera piel
de los sucios intereses
(sexuales si de capital, de capital si sexuales:
en ese mismo lugar del sucio sexo,
los sucios intereses
y al revés)
Has de saber que ningún tiempo futuro es mejor,
aunque al embarcarte en esto lo desconocías.
Hijas de sus padres las generaciones
sólo tienen de nuevo
una sangre más abundante cada vez en sus manos,
sangre más abundante aunque se las embadurnen de harina
para pregonar sus manos blancas,
manos inocentes,
manos exentas de responsabilidades.
Los crímenes de sus padres
están dispuestos a saltar,
hijos contumaces,
a los cuellos de las nuevas víctimas,
se realicen las masacres como se realicen,
se perpetren los silenciamientos.
Ningún tiempo futuro ha sido mejor
a través de cuarenta años,
aunque ahora escribas, igualmente para nadie,
dentro de este soporte que dicen comunicación de todos.
Eso sí, no dejarás de aprender,
eterna estudiante,
una nueva lección cada día,
cada cuarenta décadas:
¡El Conocimiento es ilimitable!
Pretendiste, pretendes,
no dejarás de pretenderlo,
también eterna pretendiente,
ponerle un límite como Cantor
y de cada finito que acotaste
un infinito nuevo nacía...
No llegarás a nada:
Habría de resumirse tu desencanto,
tú desencantadora-hechicera de todas las serpientes
cual tus madres pretéritas,
las Sibilas grecorromanas
Damas iberas,
también ellas herederas de todo su pasado,
de esas civilizaciones desaparecidas, sumergidas.
No llegarás... ¿O sí?
Bueno es conocer los infinitos
para saber que están ahí,
acotados por tu finita mente.
"Cantor descubrió que los conjuntos infinitos no tienen siempre el mismo tamaño, o sea el mismo cardinal: por ejemplo, el conjunto de los racionales es enumerable, es decir, del mismo tamaño que el conjunto de los naturales, mientras que el de los reales no lo es: existen, por lo tanto, varios infinitos, más grandes los unos que los otros. Entre estos infinitos, los hay tan grandes que no tienen correspondencia en el mundo real, asimilado al espacio vectorial R³."
Que dijeron del matemático y su "locura". Vamos, dice la
wiki.org Podríase decir que ¿hay tantos infinitos como mentes?
¡Más grandes las unas que las otras! Por supuesto.
Infinitamente prima en tu infinito,
sabrás que también todos ellos fueron-son primos,
impares, menos uno,
generación tras generación.
¡Nunca pares! Ni de Francia, ni los lores,
ni los duques de Alba nuestros.
Sólo primos,
escalones desmochados por donde las generaciones trepan.
Que más prima la hembra,
es algo de todos ya sabido, al menos en occidente
y aunque no lo reconozcan tampoco en ese punto cardinal.
Un camino a solas. ¡Un lujo de camino!
¿Quién pudo permitírselo?
Desde luego no está aquí hoy para contarlo,
crean, pues, en mi palabra.
Que yo me creo la de ustedes,
a las pruebas todos los libros que me tragué,
hubiese querido vomitarlos...
Sólo por alguna que otra joya perdida.
Camino a solas.
Y ningún futuro será nunca mejor
salvo que el tiempo lo cese,
¡salvo que cesemos al tiempo!
alguna voz autorizada para lo mismo.
¿Y quién te autoriza?, física,
¿haber encontrado la onda que se le escapó a Maxwell
y Einstein fue tan tonto como para no detectar?
¿Nos creemos que Peter y su campo de Higgs
habrán de alumbrarnos ese fotón o bosón
como James Clerk la luz, su velocidad,
la onda que la transportaba?
Ese su campo del vacío, ¿es el correcto?
¿Él acertó a lo que no Einstein, menos yo por lo tanto,
introducirle la masa, el fermión,
al esquivo bosón que encima Einstein mismo
decretó que no nació para eso?
Einstein, tan contradictorio, como todas las mentes grandes,
por mucha manía que yo le tenga:
santificó la velocidad de Maxwell
impidiendo con ello que sus fotones tuvieran masa,
cosa que le niega la superconductividad,
aunque yo también,
¡y quiso introducir la masa en las ecuaciones de Maxwell,
para geometrizarlas, para traerlas a su terreno!
Y, ¡vale!, bien estamos en que la geometría es un mundo de formas,
como la masa;
pero no sólo de formas vive o es ésta.
¡Y aquí la tenemos!:
Luz apresada (
Esta luz sepultada,
que dije en uno de mis impublicados)
luz que conoce el destino de toda otra
como su propio destino,
le llamen a esto la inercia de Mach,
lo corroboren los cielos con su masa oscura
como bien viese Milgrom.
Luz apresada; pero luz,
esa que en la oscuridad brillaba
y las tinieblas no la consumieron.
No la consumirán
por mucho que escriban de forma demente
cuantos físicos
sobre el escalofriante futuro del Universo.
Y ese es sólo el escalofrío de su demente conocimiento,
o escaso, inconcluso,
¡y tan matematizado! como estigmatizado.
Algo así como la famosa tercera ley de la termodinámica
que parece, con su descripción,
ser negación absoluta de la primera,
como si dios espíritu pudiera revelarse contra dios padre,
¡Madre!, mi Madre,
mi madre es dios, la madre de todos ustedes,
como si algo escapase a tu Gran Teorema, Noether,
conservaciones y sus simetrías, sus constantes;
algo así como esa famosa ley denominada entropía
y que alguien, ¡maldita sea mi memoria!,
describió de forma tan lúcida:
La entropía es meramente la medida del desconocimiento.
"De un sistema", añadió.
Y si mi largo y solitario camino de la entropía,
de mi propia medida de desconocimiento,
¡¿cómo es que ustedes caminan juntos,
cómo es que todo lo que parece, sólo lo parece,
triunfar va de la mano
y encima diciendo que conocen lo que desconocen,
que pueden echarle escalofriantes destinos encima al mismo Universo,
que la entropía es una descomposición no un desconocimiento,
que la energía que se conserva al final se destruye pues si degenera?!
No escarmientan las generaciones,
ni aun ilustradas por sus dioses,
Einstein queriéndole dar masa a la onda,
aunque sólo geometrizaba.
¡Averiguadle la masa!
Sea el bosón de higgs, el fotón de la superconductividad
y su 1 electronvoltio,
o mi partícula Alfa.
No sabemos cuál más divina,
o cuál más la luz que al final seremos,
pues lo somos,
aunque de ello tenga una idea
esa magnífica teoría que han llamado
tan sosamente, doble relatividad especial,
o relatividad especial deformada,
¿otro intento por dar masa al "fotón",
pues si energía espacio?
No sabemos cuál más divina,
o cuál más la luz que al final seremos,
si además hay otra candidata
que añadir a las que ya dije
y es el divisor en la ecuación de la estructura fina.
A éste y a mi partícula Alfa,
algo deducible también de la famosa ecuación,
me jugué hasta el chaleco de la propia piel que llevo encima
y aguantó veinte años hasta encontrarla
y lleva aguantando otros veinte en solitario,
pues mientras no lo demuestres....
No eres nadie querida.