Luego los condenados a resucitar

el inmenso cadáver de la vida....
¡Los?
¡La!:
Frecuencia madre.
YO SOY LA
que late en todos los corazones:
YO SOY LA
sangre,
Aima.
A-Ima-culada me pusieron,
vapuleada, culeada,
alma jodida.
Amar te hicieron
para perderte
y odiar te obligan
como si en eso ganases algo.
Daño, se dijo, no odio,
el mal es hacer daño,
odiar sólo entorpece.
-Nunca fuiste del mal
si odiar supiste
daño no causaste.
Y también dijo Cristo:
-La sangre derramada que REDIME.
La sangre derramada que DÉ-RIME.
¡De rimar!,
A-Ima-culada vapuleada.

Ríos de Verbo a borbotones.
Para cerrar la herida
será menester parar el mundo.
El Verbo que reclama el final de los tiempos.
Pago necesario a su obra,
trabajador y su derecho al salario
que no de sal sobre la llaga tan removida.
Y ya que nadie nos ofreció la minuta
del trabajador tiene sus derechos,
yo pongo el precio,
Aima me llamo, Aimaculada,
vapuleada cuando era LA,
frecuencia madre,
sangre que late en los corazones:
¡ACABAR CON EL MUNDO!
Ese es mi precio,
esos son mis honores.

YO SOY LA
que ha sido-es-será
CONDENADA A RESUCITAR
EL INMENSO CADÁVER DE LA VIDA,
la sangre derramada que DÉ-RIME.
Redimía... Y no, me dije,
no es eso.
Sólo DE-RIME vive la mujer
que no el hombre zampabollos.

SOY LA QUE SOY SOY
SOY LA RESPUESTA