La trampa de la métrica y la rima (Soneto. O cuando medimos todo antes q la propia decencia los propios sentimientos, o el hilo de la propia voz)

¡Y no es una crítica a Jorge Guillén! Al que debiera leer un poco más como para ponerme a ello. Es simplemente un ejemplo del hacer las cosas al dictado y no del hilo de la propia voz (para leer el soneto original, en “Cántico”):

Está lloviendo aún de los llovidos castaños,
y la gota de la hierba
compone un globo terso que conserva
la oculta libertad de los olvidos
(Glorioso verso éste: la oculta libertad de los olvidos.
La libertad grandiosa que es desprenderse
de todo lo superfluo aprendido,
y de paso de todo lo que yere)
Pájaros impacientes en los nidos,
se aventuran por esa fronda aún sierva del agua celestial.
Sigue acerba la tarde en los balcones prometidos.
Tanto gris se demora en una pausa
donde el mundo coincide con el tedio
resignado a esperar que todo pase.
¡No! Del propio vacío mientras causa mi desazón,
resurge el fiel asedio al encanto inmortal:
La nueva frase.

Trece versos, aunque sea número que ¡gato gato!, mejor que los catorce originales,
mejor que las forzadas rimas cambiando palabras de renglones.
Ella sola, PALABRA, busca su escaño.
No hace falta que nadie la vote ni la mida, ni le procure una música forzada, que no, no está en la rima.
Sigue tu propio hilo de voz criatura:
Ella es la mejor métrica que cuando ha de rimar, rima,
si juega a ello.

Tantas veces la música es más ritmo que melodía como mostrase Bach.

La nueva frase
(que dice Guillén)
y nace
de la oculta libertad de los olvidos.
Aunque ya me cansé de que me impongan esta ocultación
de mi ser libre,
este silenciamiento, cadenas a él.
Hablar lo que los castaños rezuman
y la gota de yerba,
lo que la piedra sella
sin haber sido ese su propósito
sino el de los enterradores.