No está mal que acompañemos aquella Revelación Poética onírica, o Presentación de las Tablas (sí igualito que Moisés en el Sinaí) también en ese Monte, Pelado del Alma o de Onir, que me sucediese a los 16 años (Unas Tablas todas de Luz concluidas en ese mensaje en luz que se borró al abrir los ojos y que antes habían sido la figura lumínica de un Pantócrator vivo y la otra mitad un Dios de piedra practicado de orificios por donde entran salen gusanos humanos); pues no está mal que acompañemos aquella Revelación Poética onírica con la conclusión, también onírica, puesta por Alejandra Pizarnik dentro de mi sueño y a la vera de ese Pantócrator de entonces: ante Alejandra y ante él protagonizando yo, cómo no, qué otra, tónica de mi vida, monumental traspiés que de mis manos la arroja, la dichosa Tablita allí añicos a los pies de ellos dos: Alejandra y esa figura paternalista, Jesucristo sedente, Pantócrator lumínico...
Alejandra poniendo fin a mi sueño de los 16 años (Y todo esto sé que ya lo he narrado en "Solo veo rosas" en ya.com. Si encontramos, o tenemos tiempo de hacerlo, alguna vez el sitio en qué, aquí enlazaré con exactitud) Bien pueden tomarse cuarenta años de reposo las cosas grandiosas y después proseguir como si tal, sea para una conclusión-clown...¡O para un Tabletazo os diese que os abriese la cabeza! Identiquito a Moisés. Bien pueden reposar cuarenta o treinta años como la obra de ella APARECIENDO POR PRIMERA VEZ AQUÍ EN ESPAÑA UN AÑO ANTES DE QUE ELLA SE ME APARECIERA ME HABLASE, 2002. Por vez primera, puesto que la otra, en los años setenta en que la mataron, simplemente la disfrutaron los mismos culteranos de siempre, las mismas élites con dinero que pueden permitirse jugar a la "cultura" de su propio, Y CASI SIEMPRE MÁS BIEN SUBVENCIONADO, bolsillo.
Pues bien. Ya que ella puso fin así oníricamente y hasta haciéndose casi presencia tangible, Y DESDE LUEGO VOZ DE LO MÁS AUDIBLE, aunque sonase y grave y lenta y triste... Pues hemos de decir lo que esta composición fotográfica de nosotras dos expresa tan claro: Una, por tímida, de lo más reacia a convertirse en careta y menos mortuoria de nadie: HABLO POR MÍ, QUE ES LA MEJOR FORMA DE HABLAR POR ELLA SIN LUGAR A DUDAS, hablo desde mi singularidad que con la de ella limita, no creo que con ninguna otra singularidad de la Tierra más que con ella: Dentro de mí con ella que es yo.