“Hasta que una noche, por fin, logró cerrar la puerta de sus palabras para naufragar en la inmensidad. Alejandra Pizarnik ya no escribió más. Quedó el silencio en su habitación.”
Finaliza usté en su artículo. Y durante todo él.....
Cuánto me molesta que se esté continuamente sobando el tema de la locura al hablar de Alejandra. ¡¿La locura del mundo, única jaula de grillos, mejor dicho campo de exterminación no sólo físico sino de los mejores sentimientos a manos de los jerarcas políticos-militares-económicos y de la ciencia-la-cultura?!
Y dudo que todo este tema del silencio que usté expone aquí, vaya acertado en lo más mínimo: el silencio que usté cree en ella y el silencio en ella o para ella eran cosas bien distintas. Ella decía que tomaba la palabra para que no hablasen ellos, los funestos, los dueños del silencio. Sí, eso tan político de la falta de libertad de expresión aplicado en todos los continentes todas las épocas, sobre todo cuando se trató de enmudecer homosexuales u otras personas de rectitud frente a lo torcido y retorcido social. Que no es como dice usté apoyándose en psicoanalistas, que el pobrecito al que le falla el lenguaje, aludiendo a Pizarnik y su deseo de silencio (¡QUE MÁS BIEN FUE QUE LA SILENCIARON O LA MATARON DE HAMBRE TODA LA MEDIOCRIDÁ ALACRÁNICA QUE LA RODEÓ!) es un pobriño esquizofrénico u otra etiqueta de cuantas inútiles y además estafadoras acuñaran durante tantos años la pseudociencia psiquiátrica (al que le falla el lenguaje o sea la integración social); más bien, no ya los locos sino los criminales, los usurpadores del Nombre y por tanto los detentadores del lenguaje semen viejo hueso que despista, son esos funestos dueños del silencio que de continuo obligan a silenciar, ¡decretan el silencio! sobre todo lo más noble, que en nada se les asemeja, privilegiando para que se peroree agusto y publique libros más a placer cuanta mierda tan su espejo.
Y no se me vaya a herir pensando que la mierda la digo por usté, QUE MERECE TODOS MIS RESPETOS SÓLO POR DEDICAR SU TIEMPO, SU ESTUDIO, A ALEJANDRA (Estoy ya harta de tanta pelea inútil y robadora del sagrado tiempo solamente por tener una opinión y reclamar nuestro derecho a expresarla. Derecho que pareciera que se nos quisiese retirar como a Pizarnik se lo retiró el hambre y la miseria a la que le condenara la despreciable mediocridá alacránica que la rodease a las horas en que la morían; derecho que se nos quisiese retirar aludiendo lo que usté aquí del pobre esquizofrénico: padecer un conflicto no integracional socialmente a causa del lenguaje) Expreso lo que siento, o lo que usté me hace sentir con lo escrito en su página.
¡¡Y ya la hemos jodío de nuevo!! (Esto va por mí y este diario) : Ahora no sólo escrito extraído a mis cajones, o de mis diarios ya.com o de los de aquí, blogger, sino que NUEVO, nueva creación. Pero ya no modifico el título del diario otra vez, ni loca, ni poseída de esa esquizofrenia que se está continuamente nombrando cuando se habla no ya de Alejandra sino de cuantos otros homosexuales famosos tuvieron conflictos en sus vidas sólo por serlo: HOMOSEXUALES, repito, no esquizofrénicos. Conflictos que la sociedad les endiñó o con los que la sociedad los asesino, silenció, desgració, degradó, etc de hijaputeces.
Bien, escrito nuevo y aquí publicado, pues no quiere pertenecer a mis rebosantes cajones, no quiere engrosar la lista ¿DEL MÁS ABUNDANTE MATERIAL LITERARIO JAMÁS SILENCIADO? Soy toda una récord-guines (o guinness)
(Cambiamos de fecha el escrito, del 25 del 5 al 30 del 5, y situamos a la cabecera)
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