¿Síntoma de la vejez, de la antesala del estar muerto? Recuerdos de los primeros recuerdos, esos qe debieran estar más olvidados qe todos. Recuerdo de

las primeras palabras que redacté cuando a mis doce años; recuerdo de la impresión que produjo en mi entonces maestra: estupefacta se quedó, ¿tan convincente fui? ¿Y por qué las recuerdo ahora? Será ante la muerte de parte de mi memoria: el primer ordenador con el que escribí las primeras palabras mías por aquí en los blogs.ya.com, ordenador tan masacrado sólo por tener la osadía de escribirlas relatando un verdadero milagro fuera de toda iglesia de toda feminicida anormal sucia religión; ordenador tan masacrado, no sólo desde ya.com donde inicié la osadía, sino desde este sitio blogger cuando vine aquí con la continuación: de mi milagro: (y he de poner esos dos puntos) de mi palabra. Sí, mi palabra un milagro, un milagro que haya tenido la osadía de pronunciarse cuando jamás debió según su circunstancia, según lo innúmero de los lectores a los que convoco, según la divulgación a la que tengo derecho... A la que tengo derecho: Dijo el coro de los miserables.

Las he recordado, mis primeras palabras para asombro y mudez de mi primera lectora a imagen de la cual fueran los escasos lectores restantes... Exceptuada mi querida hermana muerta, ¿y por ello la mataron?, ella fue la única que creyó en mi voz, mi palabra, ella fue la única que vio su milagro, quitad@ tú querid@ amig@ que a ello te añadiste y puede que desde el mundo tan en las sombras, nuestro mundo, el tuyo y el mío, tan en las sombras como el de mi hermana muerta, como el de Alejandra muerta.

Las he recordado: En ellas me declaraba como un ser venido de otro mundo, no del mundo más allá de la muerte sino de otra civilización planetaria en lo remoto del Cosmos.
Pues así como una extraterrestre, ese ha sido mi paso por esta Tierra, si se la puede llamar civilización de algo, si se puede escribir el nombre de su planeta con mayúsculas. Extraterrestre que también fue Alejandra, que lo eres tú querid@ amig@.

Mi ordenador muerto, QUE ME HAN ASESINADO, ¡DE CUÁNTOS ATROPELLOS INFORMÁTICOS FUE OBJETO!, me produce idéntica sensación que estar asistiendo a mi propio entierro. Y he jurado que ningún chapuzas, tan tramposo informático como casi todos los que por aquí se mueven, me pondrá ya más las manos en ninguno de ellos, sobre todo en éste que hoy muere y he de resucitar con mis propias manos. Pues no me interesan, no conoceré nunca ninguna de esas "trampas" con las cuales se damnifica informáticamente a los otros, para propio provecho, no tienen otro objeto las damnaciones que en este terreno de lo informático se hagan; pero quizá me haga experta en montar aparatitos con los cuales, propios y ajenos, procuremos sacar de las sombras lo que en las sombras se quiso de siempre: Justicia, Decencia, Sentimientos. Buenos Sentimientos, no esa prole de leprosos con los cuales quieren usurpar su sitio, usurpar por la cantidad de lo mismo de los mismos, la calidad de lo distinto de los infrecuentes.

Y ya sabes querid@ amig@ cuánto te agradezco que me colabores en esta defunción como en todo lo demás haciendo de lo tuyo mío como a la inversa.
En fin, es una ayuda a ESTA LUZ SEPULTADA que conformamos todos los apartados para el exterminio. ESTA LUZ SEPULTADA que algún día emergerá de toda su fuerza viva no ya de palabras que con tanta facilidad pueden aparcarse por todas las fosas comunes incluidos los internáuticos morideros.