haber tanto desocupado pagado con el dinero que a mí se me robó, se roba a todos cuantos se les priva de vivir su auténtica vida: una vida no de explotado, tampoco de explotador, pero no de explotado (mas parece ser que si no eres lo uno, eres lo otro, si no jodes: te joden etc) cómo puede haber tanto desocupado viviendo de mi sangre que haya escrito jamás ningún bodrio intragable semejante llamado novela, ¡o peor, cómo puede haber gentuza que las lea, desocupados también, explotadores lo mismo, todos desde su sillón de mediocres retumbados contándonos sus mediocridades, leyéndolas!?
Vamos a ver, yo no voy a decir aquí: me fui al bar y me encontré una furcia, o nos mojamos las magdalenas, cada uno en su propio café, o uno en el café del otro, una pierna escorpión o piernecilla media de cristal; no voy a decir, con las palabras que fueren, follamos, no follamos, me aburro (eso ya lo dijo Alejandra mediocre lector; me aburro, pues escribo o me hacen escribir novela, y tengo que contaros cuanto absurdo, o cuanto vómito nos encontramos a diario en las calles, sean vómitos de rosa, o vomitonas de alcohol; o cuanto vómito, vaciedad, inutilidad, canallada, idiotez pasada por literatura, hay en mi interior y el interior de cada uno de ustedes mediocres lectores, basurilla que vive de lo pintado, de lo que ve pintado y entonces reproduce, etc); estoy solo, acompañado, hay una calle con tejos, ya serán pinillos de los baratos y de los tan atosigados por el humo o la polución diversa que ni ellos respiran, como para otorgarnos el don del aire que respiramos a las especies parásitas por animales conocidas; no voy a decir qué feliz soy, estoy llegando al éxtasis de verme tan realizado, o en el caminillo de eso mismillo, o qué desgraciado, pues ni me realizo de meneármela solo o acompañado, me la meneen entonces, ni me realizo de contarles a ustedes todas esas gilipolladas que ustedes como buenos lectores mediocres, almas lo mismo, consuman. Voy a decir sin embargo:
¿Cuántos millones de años, no ya milenios, necesitaría para joder uno a uno a todos los que jodieron, escribiendo, sobre todo escribiendo, leyendo, por desgracia leyendo (Sólo se lee así, de ser unos desgraciados que aspirando a la desgracia de los demás conquistan la dicha propia. O sea estarse tumbado mientras otros revientan para que él o ella repose o lea)?
Para línea a línea jodiendo a todos esos que jodieron o sea escribieron, sobre todo los que escribieron, no hay bicho más rastrero dentro del género humano que cuanto escritor aplaudido (el día que yo lo fuere, entonces sí que me suicidaría... con tal de no parecerme a esos disminuidos mentales que pasan por guías del intelecto, las artes, ¡e incluso hasta se atreven a decir de la belleza, o del amor!, el transcurrir todo de la vida en todas sus facetas) ; para línea a línea jodiendo a todos esos hijoputas (¿merecen otro nombre? si ellos putos, sus madres también) e incluyamos aquí ahora a todos los políticos, todos los dueños del dinero el poder las armas del mundo, esos que hacen posible que nos lleguen esos libros que no son más que su alabanza perpetua, pues ellos deciden qué se publica o no, qué ha de ser historia o desaparecer de ella, esos libros de todos los desgraciados que digo que no son otra cosa que la tapadera, la cortina de humo de todas las atrocidades por las que cada día pasamos desde que el mundo es dado que encubrir a sus mentores, mecenas, ese es su oficio, ya los encubran con sus sexos tarados que nos cuenten, o lo hagan con todas sus otras taradeces aprendidas en las escuelas del oficio: universidades y otros talleres de redacción; para joderles, línea a línea a todos esos hijoputas, ¿cuántos millones de años necesitaría?
Ese es el cálculo que me quiero yo hacer. No escribo, sino escupo a los que no debieron ni nacer.
Por cada palabra de vuestras putas bocas responderéis (está escrito, también está escrito) por cada una de vuestras líneas. Como yo responderé y volveré a repetir en todos los mundos el nombre por el que os llamo: Mediocridá alacránica cultural... y sus discípulos, lectores, legión de todos los diablos, os soportase únicamente el dios tarado que os hizo. El y no yo os debió dar vuestros nombres, O NOMBRE MISMO QUE TENÉIS PARA DEFINIROS A TODOS EN COMÚN: MEDIOCRE MIERDA. Él y no yo. Yo no tengo ningunas gracias que dar por vida, vamos, muerte, muerte en este pudridero vomitadero, que vine aquí a compartir con unos desgraciados criminales inconscientes, basura pretenciosa.
¿Yo para esto he nacido, para esto vine al mundo? ¿Para no tener ninguna otra perspectiva que decir "ojalá te hubieses metido por la polla (creo que efectivamente ese género que le autodieron los tarados machos de esta especie al dios tarado, es su género verídico, a ninguna otra demencia o sexo pudo deberse algo como "la creación", eso que se "crea" del vómito de sangre de alguno de sus creados, pues de ellos se tomó la diamantina materia prima para convertirla en cieno carbono) cuanto "creaste"?" Mi vida desde luego no, pues de ti no salió. Mi vida se debe sola a sí sola y no a cuantas taradas creaciones y sus creados.
¿Y os imagináis que al realizar mi cálculo estoy haciendo de cirujano loco con vuestras tripas? Pues imaginároslo.
Así escribo yo, cobardes. Navajazo a navajazo con el que algún día, no importa el mundo, ni el tiempo, por supuesto, os haré cirujía DE LO MÁS ESTÉTICA. Conozcáis así una pizca de lo que pueda ser la Belleza que tanto ensuciasteis, la Razón a la que ofendisteis tanto.
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