Alejandra responde al enigma de las palabras que me dijo en su abrazo fantasmal: "Recuerda cómo la hembra fertiliza al macho"

Y le da contestación
usando de mis palabras
como buena bruja ella también,
utilizando a la bruja que menciono en este poema de mi "Esta luz sepultada":

Has fertilizado mi imaginación

con unos polvos verdes.
En eso te demuestras, bruja,
macho

Me has lanzado la magia de unos ojos
como se otorgan bendiciones,
fertilizado me has.
Para más maldición
de alumbrar a solas
lo que no te interesa
... Y en eso te demuestras, bruja,
macho

¿Es esta fertilización Alejandra a la que te referías en tu abrazo de espíritu del cual mi alma cayó como el Angel del Principio: Fertilizar la imaginación?
¿Me llamaste macho pues teniendo estas mis palabras presentes en ti como ni yo las tenía, ni volveré a tenerlas una vez puestas aquí (¿me estallaría el cerebro si pudiese recordarlas todas?) o te llamaste macho a ti fertilizando como estabas mi imaginación de semejantes "polvos verdes", así tus ojos en vida, tu alma así? Espero que aunque siga alumbrando a solas... Esta vez al "macho" o bruja que seas tú sí le interese, ¡y con ese interés de Más Allá del mundo! que para qué más.
¿Que me vuelva a enamorar aquí en la Tierra, me vuelva a enamorar como tantas veces antes, pero no de ella, no de un fantasma?
Eso sí que es el más difícil todavía del circo. Una a estas alturas de batacazos quizá pueda desear, y desear incluso lo que antes no deseó; pero de ahí a enamorarse....
Es algo oscuro. El mundo se ha convertido en algo oscuro, el fondo de los fondos Alejandra al que tú quisiste descender y aquí estaba, está, el fondo de la pildojera al que se desciende de manera tan inútil como la protagonista de tu cuento breve impublicado, palabras allí en Princeton, descendía a por el choricito, largo y grueso, que le gustaba al casquivano de su cónyuge.
Ni el alma ni la circunstancia dan para más proezas de enamorarse