(Por imperativos de espacio-tiempo, lo que acabo allí de decir, en "Solo veo rosas 2", lo que acabamos de decir y aspiramos a que alguien más que yo lea y si precedo de esta entrada difícilmente, ese el pimiento que le importa a nadie la palabra honrada, exacta o bella; pues a esos imperativos debido me es imposible introducir allí lo que es la continuación del escrito allí titulado "Llamaremos dios a tu obra", y aquí dejo)
Amheh: El devorador de millones
A las ociosas mentes sacerdotales del antiguo Egipto se les coló con la creación de este mito otra premonición más sobre el Jesús de Nazaret,
el que con su doctrina de amor se convertiría en devorador de millones.
¿Y justifica esta premonición u otras la ociosa "labor" de la casta del sacerdote?
¿Cómo sería así, si las barbaridades del Antiguo Testamento no son justificables ni por las profecías acerca del Mesías a venir, Mesías identificado con ese devorador de millones no egipcio sino israelí?
Ese angosto agujerito de la perfección tendremos todos muchas dificultades en pasar; pero más que ninguno, los ociosos, casta sacerdotal o no, los adinerados, los patronos de cuantos sicarios dado que ellos son los primerísimos asesinos, así como primerísimos en todo: es llegar alto ser capaz de todo, privar de la vida o sus regalos a quienes no puedan defenderla de nuestra prepotencia....
Angosto agujerito de la perfección. Y pareciera que nos referimos a la inviolada vagina de la Virgen, o de cualquier virgen, Celeste Jerusalén, Esposa de los Cielos.
Y sí:
Escribimos;
pero no.
Vale más el rubí de nuestra sangre licuado en los estercoleros
que esmeralda ninguna de venidero mundo, Jerusalén Celeste.
Podemos decir tranquilamente que aquí hay algo más que dios, en este angosto agujerito de la perfección que coincide perfectamente con nuestra sangre desflorada o violada, sus estrechísimos cilíndricos vasos, nuestro esfuerzo sobrehumano, con la exacta calidad de nuestro espíritu.
Dios es sólo mi obra:
el Yo que la logra.
El Yo al que se la malogran,
se la están malogrando, desde el mismo momento en que entró en su uso de razón este Yo,
todos los estercoleros....
(Me es imposible descifrar el apunte taquigráfico de a continuación.
¿Mundo que se fertiliza de empapado en nuestra sangre?
...Recuerda cómo la hembra fertiliza al macho dijo telepática voz en nuestros sentidos mientras una Gran Energía le instaba a soltar nuestro espíritu de su espíritu rodeado en fantasma abrazo.
¿Esas son todas las fertilizaciones: La sangre de lo mejor vivificando con su ser derramada a todo lo peorcito? Su puta madre, sí la de dios, la de los cielos, la de la energía que fuere, se pusiese de puta sangre fertilizadora de lo puto que fuese, macho hijoputa o hembra igual *)
Mi obra viene a ser el Evangelio que hubiese dictado el Jesucristo
si hubiese hablado únicamente a continuación del pronunciado "Todo ha concluido" al expirar;
si hubiese dicho, pero después de esa sagrada hora, después de traspasado el umbral
(Por ello me molesta tanto en esta hora recordar la voz de un espíritu ya no con nosotros abrazando el nuestro, diciendo de machos y de hembras y de fertilizaciones... vamos como todo un gargajo en las emociones: No te creas que los abrazos fantasmas puedan ser dispensados con o por amor, cuando hay mucho odio ya en el simple hecho de existir, de ese odio que hizo dios el mundo, de ese asco, de ese vómito, de esa cagada, ¿de qué sería el mundo un estercolero y la mayor parte de los engendros, de nuestra especie, estiércol, si no fuese debido a las manos del que lo, los hizo)
Ahí en el todo ha concluido si hubiese estado en su derecho de hablar
más que en aquel sílice playa Palestina instado a condenar a la Mujer
con los dedos hablando como yo aquí,
dedos trazando la ruta de los renglones...
Dios es sólo mi obra:
El Yo que la logra.
No hay mayor Evangelio
que este pronunciado en la última hora
a los pies los cilindros violados de nuestra sangre
obrando de firma.
Y todo esto me vino de Amheh el devorador de millones.
Tal vez los nazca, o los revomite, si deja por fin de Hamhar,
si deja de ser producto calenturiento de la mente de los ociosos,
y entonces criminales, sacerdotes.
Nos guarde nuestro propio espíritu, ¿quién, qué más? de aquello que nos amheh.
De lo que nos odia, da la cara, ya me sé guardar yo.
ese hamhor escrito con tantas invisibles haches... o hachas
(*) A propósito de las fertilizaciones de hembras a machos enunciadas por fantasmas, véase aquí, en este diario:
¡¡Acabo de descubrir el gran misterio!!,
no efectivamente el de la vida, claro,
¡¡sino misterio de cómo la hembra fertiliza al macho!!
Por si no hubiera estado claro:
Bien, consuetudinariamente no es secreto alguno:
haciendo de burra, puta, chacha a mano de obra gratuita;
¡o!, yo y otras excepciones,
escribiendo vete a saber dónde:
allá en el parís de todas las pestes bubónicas,
o yo aquí
para que el macho tenga qué plagiar o de qué inspirarse
(luego le endiñan un "maga" a lo que vaya a saber plagiaron)
o en su defecto, también la más de las veces,
qué silenciar, qué arrastrar por todas las ignominias.
¿E' o no e' así cómo fertiliza al macho la hembra tarada?,
siempre lo será, máxime si se opone
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